«Las empresas son agentes fundamentales de transformación social»
abril 27, 2017 10:09 amAndrés Conde (DGONG 09), CEO de Save the Children España
Save the Children España lucha para conseguir que todos los niños y las niñas sobrevivan, aprendan y estén protegidos de cualquier forma de violencia y explotación. Andrés Conde nos explica los retos de la organización, su experiencia personal y su visión del tercer sector.
-Save the Children es la organización independiente líder en el trabajo a favor de la infancia. ¿Cuál es su principal objetivo?
Trabajamos enfocados en los niños que sufren las mayores injusticias y que viven bajo mayores privaciones y juzgamos nuestro éxito en la capacidad de llegar a estos niños y generar cambios reales y sostenibles en sus vidas.
Nuestros grandes objetivos estratégicos son conseguir que en el año 2030:
– Ningún niño muera por causas que podemos prevenir.
– Todos los niños aprendan a través de una educación básica de calidad.
– La violencia contra los niños y las niñas ya no se tolere.
Sabemos que esto es posible, porque el mundo ha conseguido grandes avances en materia de desarrollo en las últimas décadas. Ponemos toda nuestra energía y nuestra pasión en lograrlo.
-A nivel internacional la organización llega a 62 millones de niños gracias a 25.000 personas que trabajan en más de 120 países. ¿Qué líneas de trabajo desarrolla?
Alcanzar nuestros objetivos implica llevar cabo grandes programas de cooperación internacional en materia de salud, nutrición, educación y protección contra las diferentes formas de violencia, en todos los continentes.
También implica asumir un rol muy activo en la respuesta a las emergencias provocadas por catástrofes naturales o por conflictos armados. En este momento estamos respondiendo a 68 situaciones de emergencia en 49 países distintos. Desde las emergencias nutricionales que están sufriendo Somalia, Etiopía o Sudán del Sur, a los conflictos armados en Siria e Irak, o al rescate de migrantes y refugiados en las aguas del Mediterráneo. En todas estas situaciones, los niños y las niñas son siempre quienes pagan el precio más alto, el más injusto.
Además de la ejecución directa de programas, Save the Children desarrolla un papel muy activo de incidencia política, en la medida en que generar cambios a escala en favor de la infancia requiere cambiar las políticas, modificar marcos regulatorios que con demasiada frecuencia ignoran a la infancia.
-En Save the Children España 300 empleados y 360 voluntarios trabajan para llegar a 8.000 niños en situación de exclusión. ¿Cuál es el principal problema de la infancia en España?
Nuestro equipo trabaja tanto dando apoyo a programas internacionales como ejecutando programas en España que atienden a niños y niñas en situación de pobreza severa o que sufren diferentes formas de violencia.
La pobreza infantil es, sin duda, uno de los problemas más sangrantes y más inaceptables que tiene nuestro país. Desde el inicio de la recesión y todavía en nuestros días, los menores de 16 años son el grupo de edad en mayor riesgo de exclusión. Tenemos 1.400.000 niños y niñas viviendo en situación de pobreza severa. Para una familia compuesta por los padres y un hijo, eso significa vivir con menos de 800 € al mes para pagar todos los gastos: vivienda, energía, alimentación, educación, imprevistos. Por más que denunciamos esta situación y proponemos medidas efectivas para combatirla, la lucha contra la pobreza infantil no ha entrado en las prioridades políticas de nuestro país.
Otro gran problema para la infancia en España es la violencia en sus diferentes manifestaciones: acoso escolar, abusos sexuales, violencia de género, etc. Fenómenos por desgracia muy extendidos, muy poco medidos y atendidos por las autoridades cuando afectan a la infancia y sobre los que existe una tolerancia social que debemos cambiar.
-¿Cuáles son los mayores retos para el desempeño de vuestra labor?
En España, la falta de voluntad política para priorizar y resolver problemas que reclaman atención urgente y que condicionan la cohesión social. En nuestro país, la infancia es una cuestión de alto consenso, pero de muy baja intensidad.
A nivel internacional, la multiplicación de focos de conflicto y la creciente complejidad de estos conflictos, así como el retroceso de la cooperación internacional derivada del repliegue nacionalista que estamos viviendo en muchos países desarrollados.
-¿Qué aptitudes son necesarias para llevar a cabo la dirección de un proyecto como este?
Fundamentalmente las mismas que se necesitan para dirigir una compañía: visión estratégica, orientación a resultados, habilidades de dirección de personas, comunicación eficaz, capacidad de gestión del cambio, etc. Pero hay competencias que resultan especialmente importantes en este tipo de proyectos: la capacidad de construir una visión ambiciosa e inspiradora que guíe y oriente a todo el equipo, el optimismo cuando los esfuerzos parecen estériles, la confianza inquebrantable en que otro mundo es posible y la determinación personal para construirlo, cueste lo que cueste.
-¿Qué has aprendido gracias a Save the Children?
En mi convivencia con refugiados en la frontera de Siria, en Grecia y en los Balcanes, he comprobado que la injusticia y la indignidad pueden institucionalizarse y normalizarse a gran escala. Es intolerable lo que estamos haciendo con familias que huyen de la violencia extrema y de la falta de oportunidades.
He visto como, incluso en las circunstancias más terribles, el entusiasmo y la capacidad de soñar de los niños se abren paso y lo iluminan todo.
He vivido la enorme capacidad de resistencia y de recuperación que tienen las poblaciones más castigadas en diferentes partes del mundo y la capacidad de provocar cambios positivos a escala gracias al poder transformador de la colaboración.
-Save the Children contempla la colaboración con la empresa privada como un pilar para el progreso social. ¿Qué tipo de colaboración establecéis con las empresas? ¿Cómo crees que deben ser las colaboraciones entre empresas y ONG?
Las empresas son agentes fundamentales de transformación social. Sin su compromiso el mundo no podrá alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
En su cadena de suministro, su diseño de productos y servicios, su comunicación externa, sus políticas de gestión de personas y sus políticas medioambientales, las empresas impactan de un modo muy relevante sobre las vidas de los niños y las niñas. Ya sea de modo consciente o inconsciente.
Por eso Save the Children busca proactivamente colaboraciones con empresas que tengan carácter estratégico, que rompan con el paradigma donante/donatario, que identifiquen espacios de interés común y generen valor compartido para ambas entidades y, sobre todo, que tengan un propósito auténtico de producir cambios reales para la infancia en situación más difícil. Tenemos experiencias magníficas de este tipo con compañías de muy diferentes sectores, que sentimos como nuestros grandes aliados.
-¿Cuál es tu percepción del tercer sector?
Con sus luces y sus sombras, continúa siendo el tejido de organizaciones que sostiene toda la vulnerabilidad social en nuestro país y que, por tanto, resulta imprescindible. Las ONG también siguen siendo las instituciones que generan mayor confianza a los españoles en un momento de descrédito general de las instituciones.
Sin embargo, tienen por delante desafíos importantes como la diversificación de sus fuentes de ingresos, la transformación digital, la medición precisa del impacto de sus intervenciones y el tránsito de una situación de respeto y aprecio social a otra de verdadera influencia para desencadenar cambios.
-El programa ESADE Alumni Social ha cumplido ya diez años. ¿Crees en la innovación social como base para el cambio?
En estos diez años, ESADE Alumni Social ha puesto el mejor talento profesional al servicio del fortalecimiento de las entidades sociales, generando un impulso de innovación y profesionalidad en nuestras organizaciones. Hoy en día la innovación es esencial en el ADN de cualquier organización, pero más si cabe en el de aquellas que luchamos para erradicar problemas sociales de naturaleza compleja, cambiante y con recursos muy escasos para hacerles frente.
-¿Qué significa ESADE para ti?
He tenido la suerte de ser alumno de dos escuelas de negocio de primer nivel. En ambas he vivido excelencia académica en los programas y en la formación de continuidad. Pero ESADE es distinta. Iniciativas como el Instituto de Innovación Social, ESADE Alumni Social, el programa de Liderazgo Social o los programas de formación en Dirección y Gestión de ONG serían difícilmente imaginables en otras instituciones educativas. El compromiso social de ESADE es auténtico y sostenido.