La 2ª edición de los Premios MUA reconoce los mejores trabajos y da visibilidad a nuevos talentos
Los graduados del Máster Universitario en Abogacía (MUA) de la promoción 2021 con una cualificación de excelencia en sus trabajos de final de máster (TFM) son los que han tenido la oportunidad de participar en la 2ª edición de los Premios MUA Esade Alumni. Esta iniciativa nace como una propuesta conjunta de la Comisión Young Esade Alumni y la junta del Club Derecho Esade Alumni, y tiene como objetivo dar a conocer el talento de los recién graduados y promover el ‘networking’ y el conocimiento entre toda la comunidad.
Según las palabras de Patricia Valentí (MBA 02 / Promociona 17), presidenta de Esade Alumni, los premios a los recién graduados son una forma de dar visibilidad a trabajos excepcionales que, de otro modo, se quedan en el ámbito académico, consiguiendo “sacar el talento fuera de las aulas y difundirlo entre toda la comunidad de alumni”.
La preselección de trabajos ha sido a cargo de la dirección del programa MUA, y estos trabajos han sido votados por la Junta del Club Derecho Esade Alumni, por los miembros de la Comisión Young Esade Alumni con formación jurídica y por la dirección de Esade Alumni, que han estudiado su viabilidad práctica, innovación, originalidad e impacto social.
Durante la entrega de premios, Patricia Valentí destacó que se trata de proyectos de futuro con originalidad en sus propuestas: “Tanto la inteligencia artificial, como el street art o el acceso universal a la justicia son temas que miran hacia las nuevas tecnologías y los retos que plantean, y ponen sobre la mesa valores que nos conducen a una sociedad más justa e igualitaria. Se trata de construir, participar, ser generosos y compartir el talento. Porque en Esade Alumni creemos en un mundo mejor y necesitamos a personas como vosotros”, destacó.
Los ganadores
Josu Andoni Eguiluz (MUA 21): La Propuesta de Reglamento sobre Inteligencia Artificial: análisis crítico con particular atención a los derechos fundamentales y sesgos algorítmicos
-¿Cómo surge la idea del trabajo final de máster?
Siempre me ha apasionado reflexionar sobre el impacto de la tecnología en el ser humano y la sociedad en su conjunto. A diario me pregunto cómo nos afectan, condicionan e incluso cambian las nuevas tecnologías. Y esta reflexión sumada a mis ganas de aportar mi granito de arena en la protección de nuestros derechos fundamentales (incluso los que hoy no existen, como la privacidad de los pensamientos), desde un punto de vista jurídico-filosófico, dirigió mi atención hacia la regulación de los sistemas de inteligencia artificial (IA). Una normativa que definirá el posicionamiento europeo ante tecnologías tan invasivas como la identificación biométrica masiva en espacios públicos o el crédito social (social scoring).
-¿Qué problemáticas detectaste en cuanto al reglamento sobre IA?
A nivel general, la complejidad de regular coherentemente sobre una materia tan amplia como la IA. No solo se han de plantear reglas para tecnologías que hoy no existen, sino que también se han de tener en cuenta las normativas específicas y sectoriales ya en vigor, como por ejemplo de tratamientos de datos personales o la directiva de responsabilidad de los productos defectuosos.
Asimismo, todas las obligaciones exigidas a los proveedores que desplieguen sistemas de IA también han de ser ponderadas con otros derechos como el de libertad de empresa o los derechos de propiedad intelectual y los secretos empresariales. Las obligaciones y medidas a exigir han de ser necesarias, adecuadas y proporcionadas para facilitar y fomentar la innovación y el progreso en el mercado europeo.
-¿Qué conclusiones extraídas puedes compartir con los alumni?
Primera: la erradicación total de los sesgos algorítmicos y las decisiones automatizadas injustas es una quimera. Sin embargo, la posibilidad de impugnar y combatir las decisiones tomadas por sistemas de IA a las que nos veamos sometidos es y debe ser una posibilidad real y efectiva al servicio de cada ciudadano. Podría ser interesante armonizar los derechos individuales en una sola normativa para posibilitar su ejercicio de manera pacífica y sencilla.
Segunda: la transparencia suficiente debe materializarse en un “derecho a la explicabilidad” de las decisiones tomadas por sistemas de IA. El acceso al código y otras instrucciones sin información significativa sobre cuáles han sido las razones y los conjuntos de datos con mayor peso en la decisión final generan indefensión en la persona sometida a dicho sistema de IA. Por eso, la información debe abarcar explicaciones tanto técnicas como racionalmente accesibles para que cualquier ciudadano pueda formarse una opinión y actuar en consecuencia.
Tercera: los algoritmos no crean los problemas estructurales de la sociedad (discriminación, desigualdad, desinformación, polarización, etc.), sino que los amplifican. Eso sí, las consecuencias y el impacto de sus decisiones son a gran escala, pudiendo suponer un grave perjuicio social e individual.
Por último, más que una conclusión, una reflexión abierta: antes de implementar sistemas de IA será necesario preguntarse sobre si son necesarios o no; por ejemplo, ¿es verdaderamente necesario implementar un sistema de reconocimiento facial en un gimnasio? No todo lo técnicamente posible es humanamente necesario.
-¿Qué te ha aportado la realización del trabajo?
Me asombra pensar cómo el ser humano es capaz de crear todo aquello que imagina con antelación. Lo que hace un siglo era una ensoñación retadora en la mente de unos pocos, como conectar el mundo y las personas a un golpe de clic en un mismo espacio virtual, ya es historia.
Desde mi punto de vista, nuestro papel como juristas pasa por aportar seguridad y confort a los derechos y libertades de todas las partes implicadas. La reflexión final consiste en que los derechos fundamentales no negocian con sistemas de inteligencia artificial.
-¿Cómo valoras que Esade Alumni haya premiado tu investigación y qué significa para ti la red de antiguos alumnos?
Se trata de un reconocimiento a todo el esfuerzo que hay detrás de este trabajo, en el que han participado muchos colegas y profesionales, a través de conversaciones, críticas y consejos. Por supuesto, no quisiera olvidarme de todos los autores de los que he bebido para realizar este estudio: he aprendido, reflexionado y también me he sentido inspirado por todos ellos. Y, por último, para mí también se trata de un premio que valora la creación y la búsqueda de conocimiento.
Considero que la red de antiguos alumnos tiene un potencial enorme al poder poner en contacto a distintas generaciones de grandes profesionales. Sobre todo, si se consiguen establecer valores y proyectos con un impacto social positivo, muchas mentes y recursos al servicio de estos objetivos pueden verdaderamente cambiar a mejor la sociedad y las vidas de muchas personas.
-¿Cómo te ves a medio plazo?
Me veo estudiando y formándome a diario. Muy cerca del entorno académico, me encantaría poder combinar mi práctica diaria en el despacho con la de la academia.
Me veo con muchas más dudas e interrogantes de las que hoy me ocupan, pero también con más recursos y herramientas personales y profesionales para solventar problemas y encontrar respuestas.
Vivo apasionado por lo que el futuro nos tiene deparado, ¡no me lo quiero perder! ¡Tenemos tanto por aprender!
Paula González (MUA 21): Street art and its protection as works of intellectual property comparative study – United States and Spain
-¿Cómo surge la idea del trabajo final de máster? ¿Por qué te interesaste por la legalidad del street art?
Street Art and its Protection as Works of Intellectual Property surge de un profundo interés por el mundo del arte y el cuestionamiento del mismo. Al pensar en qué modalidad de arte contemporáneo ha estado menos sujeta a debate jurídico y a su vez es más vulnerable frente al aprovechamiento por parte de terceros con fines comerciales, no hay otra como las obras autorizadas y no autorizadas de street art. Al ver que las obras de artistas como Banksy se exponen por todo el mundo sin el conocimiento ni consentimiento del artista, decidí que era un tema tanto relevante como innovador sobre el cual merecía la pena investigar. Por ello, partiendo de una literatura más extensa en este ámbito en los estados de California y Nueva York en EE.UU., me embarqué en un análisis comparativo que me fascinó.
-¿Qué conclusiones extraídas puedes compartir con los alumni?
Principalmente, señalé que existen ciertas limitaciones provocadas por el actual marco legal que excluyen a las obras de street art de su correspondiente protección como obras de propiedad intelectual y, por tanto, vacían de contenido los derechos de los artistas. Yo las denominé la institucionalización, la descontextualización y la apropiación comercial del street art. Creo que la principal conclusión de mi trabajo es que debemos de buscar un equilibrio entre evitar estas prácticas y mantener la esencia subversiva del street art. La índole del street art es antisistema y asociarlo a escenarios capitalistas para el beneficio de otros y no de los artistas supone una evolución poco ética de este tipo de arte. Porque, al fin y al cabo, el arte callejero puede ser arte y vandalismo, y de hecho es arte por su naturaleza vandálica.
-Háblanos de tus sugerencias para mejorar el sistema.
Es importante recordar que, para aquel que no lo sepa, el hecho de que un autor haya usado un medio no autorizado para realizar su obra no evita que esta se considere obra de propiedad intelectual. No obstante, dado que en el caso del street art las obras normalmente se expresan sobre soportes que tienen otro propietario y a su vez se encuentran expuestas en vías públicas, los intereses del autor confluyen con los intereses de terceros. Todo se complica cuando ciertos usos autorizados de las obras podrían verse amparados por límites o excepciones previstas en la ley. Además, hay muy poca jurisprudencia tanto en EE.UU. como en España, dado que estos casos suelen resolverse a través acuerdos con los infractores, reduciendo considerablemente la certeza legal en esta materia.
Destacaría quizás la idea que subyace en las sugerencias que propuse en mi trabajo, siendo esta la importancia de examinar las alegaciones de hecho de los casos en los que un tercero utiliza una obra de street art sin consentimiento del autor. De tal manera que se consideren elementos como la naturaleza de la obra, la prominencia de la misma, la finalidad, la intención del infractor y el perjuicio que el uso en cuestión puede causar al autor.
-¿Qué te ha aportado la realización del trabajo?
Tiempo. Aunque resulte paradójico, ya que durante la realización del TFM puede parecer que el reloj está en tu contra, a veces hay que recordarse que estás dedicando ese tiempo a una pequeña creación de artesanía que es tuya y solo tuya. Tienes la libertad de enfocar el trabajo en la dirección que tú quieras e invertir una cantidad de tiempo considerable a las preguntas que te estés haciendo respecto a un tema que te interese y encontrar las respuestas a ellas. De no tener la oportunidad de hacer un trabajo como este, quizás esas preguntas se habrían quedado ahí contigo, en tu mente, sin respuesta.
-¿Cómo valoras que Esade Alumni haya premiado tu investigación y qué significa para ti la red de antiguos alumnos?
Adentrarse en un ensayo como este supone muchas horas de trabajo y momentos de incertidumbre. A pesar de que en el momento de escribirlo no puedas saber qué recorrido va a tener, sí confías en que alguien más vaya a considerar tu trabajo interesante. Yo disfruté mucho de todo el proceso porque el tema me apasionaba, y ver que antiguos alumnos, que hoy en día son personas importantes y destacadas en nuestra profesión, consideren mi trabajo original, innovador y merecedor de este reconocimiento es para mí un gran logro personal. Por tanto, convertirme en parte de esta red de profesionales también materializa la idea de que, tras haber coronado esta parte de mi trayectoria académica, ser la profesional que deseo ser está cada día más cerca.
-¿Cuáles son tus objetivos profesionales? ¿Cómo te ves a medio plazo?
Mi intención es continuar especializándome en el mundo del arte, la música y el cine, tanto en lo relacionado con la propiedad intelectual como en las disciplinas en sí y las nuevas tecnologías que están teniendo un impacto sobre ellas. Actualmente estoy trabajando en Cuatrecasas y, a su vez, invirtiendo mi tiempo en desarrollar mi fotografía analógica, pintar y asistir a eventos de música y rodajes. Por ello, mi intención es dirigir mi futuro profesional de tal manera que pueda continuar ayudando a otros artistas a navegar las formalidades de sus obras e integrar tecnologías emergentes como pueden ser los NFTs. Aunque no me cierro a nada, tengo mucho por aprender y conocer aún, así que ¡todo está por ver!
Marta Oliver (GBD 20 / MUA 21): ἰσονομία – ¿Existe la igualdad en el acceso a la justicia en España?
-¿Cómo surgió la pregunta de tu proyecto y qué metodología de trabajo seguiste?
Quería conocer qué ocurre en aquellos casos en los que una persona necesita un asesoramiento o representación legal, pero no tiene los recursos suficientes como para contratar a un abogado privado. Concretamente, si los recursos constituyen un factor determinante para que existan diferencias entre un perfil de cliente en el momento de acceder al sistema legal (incluyendo el sistema de ayudas públicas, la recepción de subvenciones, la representación procesal en juicio, la orientación legal diaria…). Al final, se trataba de conocer el derecho desde su perspectiva más social, considerando qué papel podemos tener los abogados en la sociedad para hacerla más equilibrada.
La metodología del trabajo estuvo dividida básicamente en una parte más teórica y otra puramente práctica. La teórica se fundamentó en definir el término justicia, comprendiendo vertientes del derecho más allá de la procesal bajo la lógica de que un buen asesoramiento previo a la fase judicial tal vez pueda evitar el inicio de un eventual litigio; analizar la regulación legal del acceso a la justicia, que en España se garantiza a través de la Asistencia Jurídica Gratuita, y observar los datos de los años ’19 y ’20 del Baremo Metroscopia para medir su impacto. La parte más práctica del trabajo tiene su base en entrevistas con Sonia Lacalle Álvarez (responsable de la Asesoría Jurídica Social de Cáritas Diocesana de Barcelona) y Rocío Torres Herrera (adscrita durante varios años al Turno de Oficio y abogada voluntaria en el Casal dels Infants), y una experiencia práctica de 2 mañanas a la semana durante 2 meses en el centro de La Mina del Casal dels Infants.
-¿Qué problemáticas detectaste en cuanto al acceso a la justicia en España?
Lamentablemente, pude comprobar que en este momento sí existen diferencias en el acceso a la justicia. El problema es que muchas personas que sufren dificultades no pueden acceder a los beneficios que puede ofrecer el sistema. Asimismo, esta falta de asesoramiento previo en muchas ocasiones empeora su situación porque acaban entregados a un proceso judicial, que siempre es más difícil de gestionar y puede tardar mucho más tiempo en tramitarse. En esa fase procesal, la Asistencia Jurídica Gratuita presenta limitaciones, como una falta de recursos que garantice una calidad excelente en el servicio, un problema de divulgación que impide que muchos ciudadanos conozcan que tienen derecho a la representación legal gratuita, una baja adscripción de abogados a la prestación del servicio, etc.
-¿Qué conclusiones extraídas puedes compartir con los alumni?
Muchas personas quedan excluidas del sistema legal en España, lo que aumenta las desigualdades sociales. Estas desigualdades se reducen significativamente gracias al papel de las entidades del tercer sector, como el Casal dels Infants o Cáritas, que realizan una labor de orientación legal esencial para personas sin recursos. Los profesionales del derecho también podemos tener un impacto promoviendo iniciativas que acompañen la labor legal de las administraciones públicas y de las entidades del tercer sector, como los servicios pro-bono de los despachos privados y las clínicas jurídicas universitarias, que permiten el asesoramiento sin coste por parte de abogados que son asistidos por alumnos de derecho. Realmente se puede realizar un gran trabajo desde las universidades como Esade, ya que la colaboración con entidades del tercer sector o la prestación de orientación a personas vulnerables puede hacer que los futuros profesionales ganen experiencia y se formen no solo académicamente, sino desde una mentalidad humana y comprometida.
-Qué te ha aportado la realización del trabajo? ¿Cómo ha sido trabajar codo con codo con tu tutor?
Este trabajo me ha permitido hacer un análisis exhaustivo de la situación legal en España, profundizar en el funcionamiento de un servicio como la Asistencia Jurídica Gratuita, conocer las necesidades concretas de los usuarios en riesgo de exclusión social y aproximarme a una realidad social distinta de la que conozco en mi día a día, especialmente en el caso de especial riesgo de los migrantes que llegan de otras partes del mundo.
-¿Cómo valoras que Esade Alumni haya premiado tu investigación y qué significa para ti la red de antiguos alumnos?
Estoy profundamente agradecida por este reconocimiento, ya que, después de meses de trabajo, alegra ver que a otras personas también les puede interesar la temática de estudio y se da visibilidad a un tema que considero muy importante. Ojalá esta visibilidad también pueda servir para que se ponga en valor la labor de las entidades del tercer sector y el camino que queda por recorrer en el acceso a la justicia, en el que las universidades pueden tener un rol importante. La red de antiguos alumnos es un mecanismo muy positivo para apoyarnos mutuamente como profesionales; seguir en contacto con Esade, lugar donde he pasado unos años magníficos, y promover iniciativas de formación legal y de carácter social que puedan enriquecernos a nosotros y a colectivos externos.
-¿Qué recomendaciones tienes para los estudiantes que están ahora terminando los estudios?
Les diría que aprovechen todas las oportunidades y experiencias que se les ofrezca desde la universidad porque es una etapa maravillosa; también que tengan en cuenta que el aprendizaje no se acaba al graduarse, sino que deben mantenerse continuamente actualizados y formados. Además, deben explorar para poder encontrar aquello que realmente les guste, probando lo que haga falta, porque es importantísimo poder disfrutar del trabajo que se hace. Finalmente, que contribuyan a un mundo profesional justo, empático, generoso y honesto para que el impacto que puede tener el derecho en la sociedad se convierta en una realidad y acabe con las desigualdades.