De la singularidad a la omnipresencia, la explosión del ESG revoluciona los criterios de inversión
mayo 20, 2021 1:40 pmCellnex aprueba un nuevo plan quinquenal para asegurar su sostenibilidad como empresa global
En un mundo comprometido con la ‘net zero economy’ para desacoplar el crecimiento económico de las emisiones de carbono y con los acuerdos del clima de París, rejuvenecidos por la vuelta de Estados Unidos a estos vitales compromisos, la estrategia ESG (‘environmental, social and governance’, por sus siglas en inglés) de las empresas se ha convertido en un valor al alza.
Hace solo unos años, la evaluación de las acciones de las empresas para mejorar las condiciones de sus empleados, del planeta o del conjunto de sus habitantes eran consideradas poco menos que una excentricidad. Hoy en día, parece misión imposible financiarse en el mercado o atraer la atención de los inversores si no se cuenta con acciones concretas y mensurables no solo en el ámbito de la gobernanza, sino en todo aquello que tiene que ver con la gestión del impacto que la actividad empresarial genera entre clientes, empleados y proveedores, pero también sobre el medio ambiente y el entorno social y económico.
Los análisis de inversión, que hasta hace poco se basaban en ratios financieros, expectativas de negocio o retorno de capital, tienen desde hace un tiempo una vertiente mucho más social, con particulares y fondos buscando inversiones solo en empresas que pasan la prueba de la sostenibilidad mientras eclosionan instrumentos financieros con el coste de financiación supeditado a los avances en ESG.
Desde hace tres años, el mercado espera con auténtico interés la carta anual que el CEO de Blackrock, Larry Fink, dirige a los consejeros delegados de sus participadas. La gestora, el mayor inversor del mundo con activos bajo gestión de más de 600.000 millones de dólares, lleva años advirtiendo sobre la necesidad de integrar el propósito y la sostenibilidad en el discurso corporativo y sostiene, en base a una encuesta, que las firmas de inversión planean duplicar sus activos “sostenibles” bajo gestión de aquí a 2025.
La pandemia, un catalizador
Con la pandemia del coronavirus golpeando al mundo de imprevisto, algunos analistas sugerían que las acciones contra el cambio climático se ralentizarían, pero, en la que puede considerarse como la primera crisis de sostenibilidad del siglo, ocurrió todo lo contrario: un creciente interés por los efectos del cambio climático y por la necesidad de unir fuerzas para garantizar servicios básicos y analizar riesgos imprevistos.
“La pandemia ha obligado a la sociedad en su conjunto a sopesar de forma más exhaustiva esta amenaza existencial”, explicaba Fink en la misiva de balance de 2020, en la que reiteraba la importancia vital del ESG en sus estrategias de inversión. “2020 será recordado por ampliar el enfoque más allá del factor ‘E’, ya que la COVID-19 se ha convertido en un catalizador a largo plazo para la ESG, poniendo el foco en los pilares ‘S’ y ‘G’”, explicaba recientemente JP Morgan en un informe en el que constataba que en 2020 el espectro de fondos con visión ESG se duplicó.
Medio ambiente, social y buen gobierno
Cellnex, considerado como un referente en estas prácticas, integra en su visión de negocio a largo plazo el convencimiento de que la rentabilidad económica está asociada inevitablemente con la rentabilidad social, especialmente tras la pandemia. “Todas nuestras acciones, potencialmente, crean o destruyen valor, también en términos sociales y medioambientales, y eso ahora es más evidente que nunca. El ESG aporta una narrativa holística coherente y consistente con un conjunto de estrategias y procesos que forman ya parte del día a día habitual de cualquier compañía. No podemos imaginarnos una compañía que apueste por el largo plazo y que no cuente con una política de impacto en el medio ambiente, de eficiencia energética, de desarrollo del talento, con principios de equidad y compromiso con las cadenas de suministro…”, explica Toni Brunet, director de Asuntos Públicos y Corporativos de Cellnex Telecom.
El grupo, comprometido desde hace años con la consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU para erradicar la pobreza, proteger el planeta y asegurar la prosperidad, acaba de cerrar con un cumplimiento del 90 por ciento su primer plan de acción en la materia iniciado con su salida a bolsa y validado por índices de sostenibilidad como FTSE4GOOD, CDP, Sustainalytics, Standard Ethics o MSCI. Ahora, tras nombrar a un presidente independiente no ejecutivo, pone en marcha un nuevo Plan Director 2021-2025 que incorpora la narrativa íntegra del ESG con altos estándares de control ejecutivo y participación de todas las unidades de negocio. El plan da cobertura concreta a los tres grandes ejes que avanzan las siglas: medio ambiente, social y gobernanza.
Un reciente informe de Barclays desvela que entre 2018 y 2020 se han canalizado más de 100.000 millones de dólares de inversión en fondos especializados en ESG a nivel mundial. En 2016 solo un 27 por ciento de los grandes private equity tenía equipos de analistas dedicados a analizar la inversión responsable y ahora prácticamente todas las firmas de inversión cuentan con especialistas en sostenibilidad no solo buceando en las estrategias de las empresas, sino también analizando sus grados de cumplimiento.
“Somos un actor que tiene que demostrar su impronta, y esto significa no solo tomar acciones, sino demostrarlas y hacerlas saber. El principal reto que tenemos por delante es extender nuestros planes concretos a los doce países en los que operamos y, al mismo tiempo, demostrar el cumplimiento de los compromisos y darlos a conocer, lo cual es uno de los ejes estratégicos del plan”, explica Brunet.
En espera de una estandarización de la información de ESG, Cellnex ya ofrece en sus informes anuales del año un formato totalmente integrado.
“La cuenta de resultados ya no es solo la expresión financiera, y nosotros tenemos plenamente integrada la ESG en el informe anual de cada año, también en el de 2020 que presentaremos próximamente. Tenemos un compromiso muy claro en cuanto al reporte de datos que justifiquen nuestro rendimiento”, explica Brunet, para añadir que sus acciones van más allá de las propias y “se extienden aguas arriba y abajo en nuestra red de suministros y con nuestros clientes”.
Conocidas como upstream y downstream, las acciones de las empresas con clientes, proveedores y otros actores son fundamentales para los índices de sostenibilidad y los analistas e inversores que evalúan la ESG.
Por otra parte, es destacable que Cellnex, que durante 2020 lanzó un importante programa de investigación médica internacional sobre la COVID-19 y de apoyo a los segmentos más vulnerables por la pandemia, trabaja en asociación con clientes en múltiples actividades de su negocio que buscan desde reducir la brecha digital a contribuir decisivamente al desarrollo de las ciudades inteligentes y sostenibles. Para completar sus acciones, el grupo multinacional ultima los detalles para la creación de la Fundación Cellnex, que promete ser “un elemento de expresión del compromiso ESG y un vehículo de comunicación de la propia actividad del grupo en estos ámbitos”.