Las ocho D de la nueva economía y seis megatendencias a tener en cuenta para 2021 que ha acelerado la COVID-19
enero 28, 2021 3:37 pmEstamos asistiendo actualmente a una rápida y silenciosa transformación del mundo que nos rodea, a un cambio de paradigma en el que las tecnologías facilitadoras, impulsadas por el internet de las cosas y la inteligencia artificial, están conduciendo a la creación de nuevos productos, nuevos servicios y nuevas relaciones con los clientes, sin que seamos realmente conscientes de su magnitud.
Las máquinas se están volviendo más inteligentes, están empezando a comunicarse entre ellas y, lo que es más importante, están comenzando a interactuar con nosotros a través de nuestros sentidos. Ya son capaces de imprimir productos en 3D, e incluso de encargarse de nuestro confort personal o de nuestras facturas domésticas. Ya tenemos bombillas led inteligentes que pueden conectarse a internet y asegurar un 100% de iluminación ahorrando hasta un 90% de energía, gracias a los sensores integrados que poseen. ¿Se imaginó Thomas Alva Edison que algún día las bombillas iban a volverse inteligentes?
Miremos hacia donde miremos podemos observar una masiva transformación digital en marcha. El 90% de los datos generados en los pasados 100 años han sido recopilados en los dos últimos.
A principios de 2020, mientras los utópicos, distópicos y posibilistas tratábamos de ponernos de acuerdo sobre cómo deberían ser los líderes y las empresas del futuro para competir en la Cuarta Revolución Industrial, con su consabido entorno digital y VUCA y el cambio como única constante, irrumpió el Coronavirus SARS-CoV-2, extendiéndose letalmente por el mundo, paralizando una gran parte de la actividad social y económica hasta hoy, provocando la mayor disrupción habida desde la Segunda Guerra Mundial y metiéndonos a todos en el contexto más VUCA2 que podamos recordar.
Esta pandemia tendrá un impacto en lo que los economistas llamamos crípticamente “la primera derivada”, es decir, el impacto es en la velocidad del cambio, antes que el cambio en sí mismo. Una aceleración del cambio con la que Felice, Laborda y otros muchos académicos coincidimos, un cambio exponencial aún más acelerado. El futuro llegará antes de lo que pensábamos, al haberse desvanecido la barrera psicológica reactiva al cambio digital en muchas mentalidades conservadoras.
Las ocho D de la nueva economía
De momento, una gran parte de las ciencias y tecnologías emergentes se basan en la digitalización —impulsado por la COVID-19 y que tiene unos efectos disruptivos—. El poder computacional se está duplicando cada 18 meses sin ningún incremento de costes, mientras la integración y miniaturización electrónica se está masificando. Esto está provocando numerosas disrupciones en todos los sectores económicos, pero también está provocando el debilitamiento de las barreras socioeconómicas. El paradigma de nuestra nueva sociedad y economía digitales se caracteriza por ocho D que constituyen el motor que está desarrollando la nueva economía y transformando el mundo de los negocios:
- Digitalización: todo lo que se digitaliza queda integrado en el crecimiento exponencial del poder computacional, difuminando las fronteras entre lo físico y lo digital, además de multiplicar las oportunidades de nuevos ingresos y de producción de valor añadido. La información digital es de muy fácil acceso, puesta en común y distribución. En cuanto algo puede ser transformado en números —desde la música hasta la tecnología— se convierte en tecnología basada en la información y puede ser difundido de forma viral a la velocidad de internet.
- Decepción: las primeras fases de la digitalización resultan decepcionantes porque, como todos los cambios exponenciales, las curvas de calidad y de valor de mercado arrancan muy planas, por debajo de los sistemas tradicionales, por lo que resulta difícil vislumbrar su potencial. Esto oculta la percepción de su poder disruptivo y de su futuro desarrollo.
- Disrupción: todo lo que se digitaliza convierte automáticamente los dispositivos anteriores en obsoletos y de bajo rendimiento. Cuando las nuevas tecnologías superan a las tradicionales en cuanto a rendimiento funcional y en valor de cara al cliente, abren nuevos mercados que desestabilizan los mercados existentes.
- Desmonetización: el dinero tiende a desaparecer de la ecuación a medida que la tecnología se vuelve más barata, a menudo hasta el punto de hacerse casi gratuita. Un buen ejemplo de esto es lo ocurrido en el mercado musical: ya se puede descargar cada mes un número casi infinito de canciones por menos de lo que costaba un CD hace solo diez años. Hace solo 20 años, tener aparatos que cubrieran las funciones básicas de los smartphones de hoy en día (integración de GPS, mapas, correo electrónico, vídeo, fotografía, reproducción de música, videoconferencias, enciclopedia, videojuegos, etc.) podía costar miles de veces su valor actual, además de centuplicar su consumo energético. Los consumidores actuales pagan con sus datos todas las aplicaciones gratuitas y servicios que usan.
- Desmaterialización: la miniaturización y virtualización de numerosos productos y servicios físicos está siendo sustituida por alternativas inmateriales, suprimiendo la necesidad de numerosos aparatos especializados. Ya no necesitamos reproductores específicos de música o vídeos, ni aparatos de GPS o mapas. Los smartphones incorporan cada vez más nanotecnología por el mismo precio. En breve, serán capaces de medir nuestra temperatura y presión sanguínea, y algún día también nos diagnosticarán enfermedades.
- Democratización: en cuanto algo es digitalizado, cada vez más personas tienen acceso a ello gracias a internet y a las tecnologías de la comunicación. Esto ha provocado que algunos poderosos intermediarios e incluso gobiernos pierdan su capacidad de control, en la medida en que las poderosas nuevas tecnologías ya no son una exclusiva de los Estados, corporaciones o millonarios, sino que cada vez son más accesibles para las personas con menor poder adquisitivo que habitan en los lugares más remotos.
- Descentralización: la computación en la nube, los blockchains y los crowd resources o recursos colectivos, están rompiendo numerosas barreras organizacionales, eliminando las distancias físicas y horizontalizando organizaciones hasta ahora fuertemente jerarquizadas.
- Descarbonización: la sustitución del consumo de combustibles fósiles por energías verdes y renovables, la reducción de nuestra huella de carbono, la eliminación de plásticos y residuos y la economía circular constituyen factores claves en lo relativo a la lucha contra el cambio climático.
Si planteamos todas estas D como los puntos cardinales del mapa del futuro, conviene conocerlos bien antes de elegir nuestro camino. Representan el nuevo contexto de gestión de los ejecutivos y de competitividad de las empresas. El conocimiento de las ocho D puede ayudar a los líderes empresariales a llevar el timón del desarrollo exponencial en esta nueva era de la digitalización, de la que aún carecemos de mapas. Nos pueden facilitar nuestras metas, pero también suponen desafíos que debemos superar a lo largo del periplo.
Seis megatendencias a tener en cuenta
Tarde o temprano, dejaremos de hablar de la digitalización, igual que ya no hablamos de lo innovadora que fue la electrificación. Seguramente pasemos a centrar nuestra atención en la creciente tendencia de la smartization de los modelos, productos, servicios y procesos empresariales a medida que se vayan haciendo cada vez más inteligentes y autónomos mediante la introducción de la IA. En cuanto a los consumidores y clientes, estos están llamados a desempeñar un papel importante en esta Cuarta Revolución Industrial, pues las tecnologías e innovaciones digitales van a conducir a la creación de una economía compartida basada en la movilidad. También podemos destacar seis megatendencias en ese sentido merecedoras de seguimiento:
- Potencia de computación cada vez más rápida y barata, que está impulsando el desarrollo exponencial.
- Miniaturización e interacciones entre componentes y sensores microelectrónicos, promovida por la industria de los teléfonos móviles, que vende anualmente cientos de millones de unidades.
- Socialización de la energía, gracias a la creciente masificación de la electricidad solar.
- Generalización del almacenamiento energético en baterías eléctricas.
- Expiración de patentes claves.
- Generalización de alianzas corporativas en torno a la Deep Tech, donde la ciencia y la ingeniería se funden con los negocios.
Durante la crisis la mayoría de compañías habrán experimentado intensivamente con las aplicaciones digitales y las tecnologías facilitadoras, y muchas de ellas comenzarán a permitir a los sistemas de IA tomar el control de decisiones complejas, predecir comportamientos humanos, reconocer imágenes, analizar en tiempo real ingentes cantidades de datos desestructurados generados en internet, automatizar procesos, implementar aplicaciones RPA, chatbots, asistentes de voz, etc., mediante el aprendizaje automático, que se adapta y mejora continuadamente con una escalabilidad cuyo coste marginal tiende a cero. Un estudio publicado en la Harvard Business Review, ha demostrado que las empresas aumentadas, donde las personas y la IA colaboran en armonía, mejoran su rendimiento hasta 6,5 veces respecto al resto de compañías.
Para competir en este entorno VUCA cada vez más rápido, la máxima de Peter Drucker se hace más relevante que nunca: “la mejor manera de predecir el futuro es crearlo”. Será un futuro aumentado habilitado por la IA y la Internet de Todo (IdT), donde la tecnología y las personas unen fuerzas y, al hacerlo, se complementan y las personas aumentan sus capacidades y habilidades.