«Nuestro crecimiento es consecuencia de la cercanía de nuestros equipos a los clientes»

noviembre 7, 2018 11:04 am

Carles Navarro (EDIK 95 / MDMC 04)


, Managing Director / Country Cluster Head Iberia de BASF

BASF tiene presencia en España desde hace 50 años. Actualmente dispone de 15 centros de trabajo, 8 de ellos con producción, y más de 2.000 colaboradores en todo el país. Tal y como explica Carles Navarro, hace 50 años, en un mercado cerrado como el que había en España, la única manera de obtener una posición relevante era producir en el país. BASF apostó por instalarse en lo que ahora es el polígono químico sur, en la provincia de Tarragona, que en aquel tiempo no era más que campos de frutales. Con el paso del tiempo y la apertura de España hacia el exterior, los factores de éxito han ido cambiando. Tras invertir en nuevas plantas productivas para aprovechar las importantes ventajas del cluster químico de Tarragona, vinieron otros sites, como Guadalajara, Rubí, Castellbisbal, Zona Franca, Mejorada del Campo, Cabanillas del Campo y, más recientemente, Canovelles, El Ejido, Cartagena y Paterna.

-El grupo BASF logró en 2017 sus mejores resultados en España y este año invertirá 51 millones en el país, 26 de ellos en el complejo industrial de Tarragona y 14 en Guadalajara. ¿Cuáles son los ejes sobre los que la compañía basa su estrategia de crecimiento? ¿Y los objetivos a medio plazo?

Nuestro crecimiento es consecuencia de la cercanía de nuestro equipo a los clientes y del hecho de haberles proporcionado productos y servicios innovadores y sostenibles en condiciones mercantiles y logísticas favorables. A esto hay que añadir nuestra excelente relación con todos ellos, una relación de confianza y de respeto mutuo que hemos construido a lo largo de los años y que nos esforzamos mucho en cultivar.
Estos mismos ejes nos sirven de referencia de futuro, integrando la digitalización en todos nuestros procesos, sin olvidar que al final la diferencia la marcan las personas. El objetivo a medio plazo es seguir creciendo de forma rentable y sostenible, por encima del crecimiento del mercado.

-¿Qué factores de competitividad son claves para la industria? ¿Cómo se trabaja en BASF la innovación?

Aparte de los ya mencionados antes, a la hora de atraer nuevas inversiones es importante no estar en mucha desventaja frente a otros sites de BASF en el mundo en aspectos como el coste de la energía o la logística. En ambos factores, hay trabajo por hacer en España. Pagamos la electricidad muy por encima de otros países como Alemania, Bélgica o Francia, lo que nos frena a la hora de ganar proyectos de plantas electrointensivas. Nuestra ubicación geográfica, en un extremo de Europa, no sería tan problemática si contáramos ya con conexión ferroviaria de ancho europeo hasta Tarragona. El Corredor Mediterráneo es una infraestructura estratégica para toda la industria y debe completarse cuanto antes.
La innovación está en el ADN de BASF desde su fundación en 1865, cuando empezamos a producir colorantes por vía sintética con el residuo de alquitrán generado en la producción del gas de iluminación para las ciudades. Desde entonces, BASF ha aportado invenciones que han cambiado el mundo, como la síntesis industrial del amoniaco, en 1912, que abrió camino a los fertilizantes sintéticos; la primera producción industrial de plástico poliestireno, en 1930; la cinta magnetofónica, junto con AEG, en 1935; y, más recientemente, la invención del poliestireno expandido, el famoso corcho blanco, el primer catalizador de tres vías, el plástico biodegradable y compostable ecovio®, o Infinergy, el revolucionario material empleado en las zapatillas Adidas Boost.
Estos y otros desarrollos son posibles gracias a 10.000 investigadores repartidos por todo el mundo, y a cerca de 2.000 millones de euros anuales de inversión en I+D, que permiten registrar 800 patentes al año. La motivación, no obstante, proviene de nuestro deseo de aportar soluciones a nuestros clientes, a quienes escuchamos con atención para que compartan con nosotros todos sus retos.

-¿Qué particularidades presenta el mercado español?

El mercado español es uno de los más grandes de Europa, después del de Alemania, Francia, Inglaterra e Italia. En 2017, las más de 3.000 empresas que lo componen facturaron más de 63.000 millones de euros, de los cuales más de la mitad, en mercados exteriores. La industria química es el segundo mayor sector exportador del país, solo después de la automoción. Aporta el 13% del PIB industrial y casi el 6% del PIB nacional, con 200.000 personas directamente empleadas y más de 600.000 conectadas a la química. Además, invierte el 25% del total de gasto en I+D+i del país y concentra el 22% de todo el personal investigador.

-¿Qué tendencias crees que crearán más oportunidades de negocio para las empresas químicas?

La química es una ciencia transversal: aporta productos y soluciones para prácticamente toda actividad humana. Es por ello que la química es, y seguirá siendo, esencial para enfrentarse a retos como la necesidad creciente de alimentos, energía, movilidad y vivienda sostenible para la población mundial. La forma de innovar se basará cada vez más en la digitalización de los procesos industriales y los modelos de negocio y en la certeza de que, para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, necesitaremos avanzar rápido hacia una concepción circular de nuestra economía. La química será una parte imprescindible de esta transformación.

-¿Cuáles son tus responsabilidades como director general y Country Cluster Head Iberia de BASF?

Como Country Cluster Head para Iberia, una de mis tareas principales es ser la cabeza visible de la organización en España y Portugal, liderando un equipo de más de 2.000 personas distribuidas en 18 centros de trabajo. Por otro lado, represento a BASF frente a nuestros clientes y stakeholders y, al mismo tiempo, trabajo para posicionar favorablemente nuestras compañías en Iberia dentro del universo BASF, ayudando a atraer nuevas inversiones y encontrando nuevas oportunidades de negocio. Es un trabajo fascinante que me permite interactuar a diario con clientes y emprendedores, universidades y centros de investigación, autoridades, asociaciones, representantes de las comunidades en las que trabajamos y con todo el resto de la industria química. Para conseguir mis objetivos profesionales, me apoyo en un equipo de dirección compuesto por 12 excelentes profesionales que lideran de forma autónoma cada una de las áreas de la empresa.

-Tu trayectoria profesional ha estado ligada a BASF desde 1989: director general de la filial Elastogran en Turquía, director comercial para España y Portugal y presidente de BASF Canadá. ¿Cuál ha sido el momento más difícil? ¿Y el más gratificante?

En una carrera de casi 30 años siempre hay momentos buenos y malos. En mi caso, los momentos difíciles han coincidido bastante con los grandes cambios profesionales, en especial cuando salimos al extranjero. Una expatriación es una gran oportunidad, sin duda, pero conlleva un cambio de vida significativo, tanto para el profesional como para la familia. Hay que pensarlo bien y contar con el apoyo de la pareja y de los hijos. Los seis meses iniciales en Turquía y Canadá fueron duros, pero las experiencias en su conjunto han sido magníficas. Las repetiría con los ojos cerrados. En el aspecto empresarial, lo más duro es afrontar los accidentes de colaboradores de BASF durante su trabajo. La industria química tiene un alto nivel de seguridad, pero a veces ocurren accidentes. Esa es la peor parte de este trabajo.
En el plano positivo, volver a España para asumir la dirección general, después de dirigir la filial en Canadá ha sido como un sueño hecho realidad, aunque, de hecho, nunca pensé que esto llegaría a pasar. Nunca he planificado mi carrera. He tenido la suerte de tener jefes-mentores que me han apoyado y orientado en los momentos clave y que me han hecho creer en mis propias posibilidades de futuro.

-¿Cómo defines tu propio estilo de dirección? ¿En qué aspectos deberán centrar su atención los directivos del futuro?

Me apoyo en mi equipo en todo lo que puedo. Me gusta preguntar, escuchar y aprender de ellos. Las grandes decisiones las tomamos después de deliberaciones meticulosas. Por lo tanto, se podría decir que soy un líder que fomenta la participación y el consenso. Creo que se me da bien delegar y, para poder hacerlo, me he rodeado de los mejores profesionales. Entre todos hemos fijado el rumbo de la empresa. Como todo el mundo, necesito sentir que compartimos valores y principios y que debemos intentar en todo momento hacer lo correcto para nuestra empresa, nuestros clientes y nuestros stakeholders. En especial, me esfuerzo por conseguir que todos los que formamos BASF actuemos conforme a nuestra misión para Iberia: «Estamos aquí para crear química sostenible y crecer contigo».
Los directivos del futuro se están forjando en nuestro presente, mientras hablamos. Creo que las cualidades básicas serán la curiosidad, en su sentido más amplio, la capacidad de aprender y desaprender –como suele decir el maestro Xavier Marcet– y la capacidad de colaborar de forma creativa con otros mánagers y equipos, con la vista puesta en el largo plazo. Todo ello en un entorno en el que deberemos poner el foco en la sostenibilidad o, lo que es lo mismo, en las personas. Como dijo el presidente Macron recientemente: «There is no planet B».

-¿Qué es ESADE para ti?

Aunque sonará a tópico, para mí ESADE significó un punto de inflexión en mi carrera. Poco después de terminar en 1995 mi programa de Dirección de Áreas Funcionales en Marketing, recibí mi primera promoción a mánager dentro de BASF. Estoy seguro de que en los 18 meses que duró la experiencia dejaron de verme como un buen técnico y empezaron a verme como una persona con potencial en ventas y liderazgo. Viniendo de IQS, mi alma mater, elegir ESADE era la opción natural y siempre me he alegrado de haberla tomado. Casi un cuarto de siglo después, para mí, ESADE es motivo de orgullo, algo de lo que presumo cuando me preguntan lo que he estudiado. Veo la institución muy fuerte, muy bien dirigida, afrontando los grandes retos de la educación de hoy en día y siendo valiente para explorar nuevos formatos. En especial, me impresiona cómo ESADE está abriendo camino en digitalización y sostenibilidad, dos áreas clave que suelen ser olvidadas por muchas escuelas de negocios.